Basta de preguntas, adiós a las distinciones entre el bien y el mal. Basta de respuestas sin sentido, adiós a las dudas, negaciones o afirmaciones. Que no hay respuesta lógica a un sentimiento sincero. No hay palabras que basten para aclarar el emborronamiento más grande. ¿Por qué preguntamos? ¿Por qué dudamos? Calla, deja de preguntar ya. Ahora sólo cierra los ojos. ¿Notas mi respiración junto a la tuya? ¿Notas los escasos metros que nos separan? Ahora, haz lo que sientes y no pienses.
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